La pregunta sobre el origen del mal ha estado presente en
la vida del hombre, ya que cada ser humano se cuestiona “¿por qué en un mundo tan bueno creado por
Dios existe el mal?”. Ante esta interrogante, el maniqueísmo (doctrina religiosa fundada
por Mani, en el siglo II d. C.) plantea una doctrina dualista, es decir, que siempre han existido dos principios opuestos,
uno bueno y otro malo; por otro lado, está el gnosticismo, que manifiesta que el mal se encuentra en las cosas
materiales.
Estas teorías conducen a ver
el mal como algo que procede de Dios, pero esto es imposible, porque Él es el Sumo Bien en el cual no existe el mal; ahora bien, si éste no es
producto de Dios, ni de un dualismo, ni se encuentra en la materia; entonces ¿cuál
es su causa? San Agustín responde a esta interrogante expresando que se origina
del libre albedrío que
Dios concedió al hombre.
Considerando que
el ser humano es libre de volverse o apartarse de Él, es de ahí que se
comprende, que la malicia es un alejamiento de Dios por parte de la voluntad
creada, un alejamiento del Bien inmutable e infinito; y aunque la voluntad en
sí misma es buena, la ausencia o privación del recto orden de la cual es responsable
el agente humano, es la causa de la malignidad.
En consecuencia,
esto nos lleva a entender que el mal del mundo no proviene de Dios, porque Él
es el bien más
elevado e incondicional. Por lo tanto, cabe señalar que éste es
evidentemente una realidad opuesta a Dios, ya que es producto del uso
incorrecto de la voluntad y la libertad,
es decir, del libre albedrío del hombre.
Autor:
Seminarista
Raúl Navarro
Fuentes:
Copleston, F. (2007) Historia
de la Filosofía (tomo 2) “De San
Agustín a Escoto”. Barcelona, España. Editorial: Ariel, p. p. 69-70.
Paupard, P. (1997) Diccionario de las
religiones. Barcelona, España. Editorial: Herder, p.1078.
Brugger, W, (1978) Diccionario de filosofía. España, Barcelona, Editorial: Herder,
p.p. 127-128.
Ortiz, A. (1995) Diccionario Teológico Enciclopedia. Pamplona, Colombia. Editorial: Verbo Divino, p.28
Ferrater, J. (1975) Diccionario de filosofía (tomo 2). Buenos Aires. Editorial: Sudamericana, p.p.75-77
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