viernes, 18 de marzo de 2016

“EL SEÑOR HA RESUCITADO, VERDADERAMENTE HA RESUCITADO”



“EL SEÑOR HA RESUCITADO, 

VERDADERAMENTE HA RESUCITADO”

Pbro. Dr. Horacio R. Carrero C.
Prof. del Seminario San Buenaventura
Mérida-Venezuela

Se ha vivido una semana intensa; han sido muchas las maneras de vivenciar fervorosamente el acontecimiento más característico de la Semana Santa: pasión, muerte y resurrección de Cristo. Hoy, tanto en la Palabra como en la Liturgia, Cristo es el centro luminoso, su resplandor esclarece la mirada de la mente y del corazón para reconocerle justamente como Camino, Verdad y Vida (cfr. Jn. 14, 6). El hombre está arrojado en un universo para nada incomprensible y extraño a su existencia (cfr. Gn. 22, 13). Si así fuese, la tarea divina, —la creación—, sería ajena al socorro del ser humano, pero es un todo armónico y bosquejado según el querer de Dios (cfr. Gn. 1, 31), y Él desea para el hombre lo que mejor se armonice a su vida. La creación en absoluto se cierra al auxilio del ser humano; mas él, ¿cómo la favorece? El dominio permitido por iniciativa divina (cfr. Gn. 1, 28), nunca debe acomodarse a un capricho de desprecio y de consumo desmedido (cfr. Is. 55, 2), pues tal capricho puede llegar al punto de parangonarse a la tentación por la que se obligaba al mismo Cristo, —arrancarle el milagro de liberarse del tormento—, para que probase su divinidad (cfr. Mt. 27, 40), sin advertir que tal milagro estaba desenvolviéndolo cordialmente: amor a la humanidad (cfr. Jn. 13, 12-15), perdón, y sincero reconocimiento de su divinidad en tan desolador momento, incluso por alguien desconocido (cfr. Mc. 15, 39).

La sensatez humana reconoce en el sacrificio de Cristo, el amor desinteresado con el que las cosas no solamente se usan y luego se desechan (cfr. Lc. 22, 35); ciertamente amparan a la creatura humana, y de tal modo, aun siendo cosas, se agradece a quien a través de ellas permite saborear la excelencia de un bien superior (cfr. Sal. 115, 3). La persona no es una simple cosa. No puede ni debe mercantilizarse. Dios creó la estructura organizada del cuerpo humano, para a través de sí comunicarse con el entorno que le rodea. Por supuesto, dicha estructura posee la aptitud, —así lo quiso Dios—, de no trocarse cual cosa cualquiera. Cristo asumió esa estructura organizada; y aunque el hombre, cuerpo-espíritu, fue moldeado voluntariamente por Dios (cfr. Gn. 2, 7), Cristo al tener un cuerpo, jamás lo usó para alterar su normal desarrollo, sino para mostrarle al hombre que, aun padeciendo en él la prueba del sacrificio y del dolor, concisamente en él va alzándose la magnanimidad de los valores espirituales; él lo recalcó apaciblemente: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc. 23, 24). El Evangelio se refiere al cuerpo de una manera muy real (cfr. Jn. 19, 40). No le desprecia. El evangelista permite aclarar que en el cuerpo humano de Cristo se ha delineado una teología encarnada. Él es Dios. Su cuerpo ha permitido, cual ventana, que Dios asomase su rostro misericordioso a la humanidad (cfr. Is. 54, 8). Depositaron su cuerpo en el sepulcro, y luego Él resucita. Resucita el Cristo total (cfr. Lc. 24, 2-7). El Cristo que no simplemente posee una organización psico-orgánica, sino el Cristo íntegro, que, levantándose del sepulcro, a su vez levanta al ser humano, para indicarle con su resurrección, que ninguna cosa, aun sirviéndole como a él el sepulcro (cfr. Lc. 22, 53), que ninguna persona, como quienes pusieron a prueba su poder salvador (cfr. Mt 27, 42-43), puede mantenerlo postrado a su dominio. El dominio que sujeta al hombre con pulcritud lo mostró espléndidamente Cristo: cumplir la voluntad del Padre (cfr. Lc. 22, 42); para de este modo llamar con constancia a la victoria de su resurrección con las palabras del salmista, «devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso» (Sal. 50, 14). 
                                                                                          
                                                                                          Felices pascuas de resurrección.


La Buena Noticia del Sábado Santo

La Buena Noticia del Sábado Santo
Vigilia Pascual /C.

Smta. Jesús Rincón.
 jesusdrs@hotmail.com

                                  Lucas 24,1-12

El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado. Recuerden que cuando estaba todavía en Galilea les dijo: ‘Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado y al tercer día resucite’”. Y ellas recordaron sus palabras. Cuando regresaron del sepulcro, las mujeres anunciaron todas estas cosas a los Once y a todos los demás. Las que decían estas cosas a los apóstoles eran María Magdalena, Juana, María (la madre de Santiago) y las demás que estaban con ellas. Pero todas estas palabras les parecían desvaríos y no les creían. Pedro se levantó y corrió al sepulcro. Se asomó, pero sólo vio los lienzos y se regresó a su casa, asombrado por lo sucedido.

En Comentario: Muchas veces nos acercamos a nuestros templos en la misma aptitud de estas discípulas del evangelio, llevando perfumes para embalsamar un cadáver, contando a Jesús entre los muertos, recordando una bonita historia de amor que llegó a su fin. Pero nuestro Padre Dios envía hoy sus mensajeros a rodar la piedra que no nos permite acercarnos al misterio de nuestra Salvación, deja entrar la luz de la fe al oscuro sepulcro para revelarnos algo, sólo nos toca “entrar”, dejarnos “desconcertar” por los signos de Dios, y “recordar su Palabra” que nos anuncia “ha resucitado”.

La vida cambia, nuestra relación con Dios cambia radicalmente, al reconocer de corazón que en verdad Cristo Vive, no en sentido figurado sino real, Jesús vence la muerte, pues no tiene dominio sobre Él, Él es el “Dominus” (el Señor). Una vez que descubrimos esto, surge espontáneamente de nosotros el deseo de compartir “todas estas cosas” con los demás; pero es de esperar, que a muchos de los que nos escuchen les parezcan “desvaríos” nuestras palabras, pues necesitan comprobar por experiencia propia algo tan grande; sin embargo, nuestro anuncio de la Buena Noticia se convierte para ellos en invitación que los anima a moverse y comprobarlo por ellos mismos.

Señor Jesús, que estás aquí Vivo y presente aquí
 y ahora entre nosotros, danos valor para entrar
 en el misterio de tu amor por nosotros expresado en la cruz.
Concédenos guardar tu Palabra y danos la fe, para que así,
Tú seas nuestro único Señor y vivamos creyendo
desde el corazón que estás Vivo. Amén

La Buena Noticia del Viernes Santo

La Buena Noticia del Viernes Santo


Smta. Jaime Valera

 jaimevalera17@hotmail.com  


Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan (Jn 18,1–19,42)



En Comentario: Hoy contemplamos la entrega de Cristo por nosotros, Él renunció a todo como Hijo amado y se donó libremente en la cruz. Fue el momento, lugar y modo más apropiado para realizarse la obra salvadora, en tiempos de Poncio Pilatos, a las afueras de Jerusalén… en una cruz, signo de muerte y maldición que sería luego convertida en el trono glorioso donde está el vencedor del mal. 


No es en vano la muerte en cruz, pues los que creen han sido justificados en ella. Ya no hay barrera ninguna entre nosotros y Dios, es decir, tenemos acceso libre a una amistad sincera y verdadera con nuestro Dios y es gracias a Cristo. Lo que no podíamos alcanzar por sí solos, Cristo nos lo alcanzó.  Justificados hemos sido cuando teniendo nosotros algo qué pagar a Dios, su Hijo lo hizo por nosotros, pagó por nuestros pecados y nos trajo salvación, ¡eso es grande!, eso es la prueba perfecta del amor.


Pasión y muerte es el proyecto de todo cristiano que se entrega día a día en el amor a Dios y a los demás, se dona sin esperar nada a cambio; siguiendo la invitación de Cristo renuncia día a día al pecado y asume la propuesta de santidad en su vida personal. 


Pasión es vivir devorado por el fuego que no destruye, por el fuego que impulsa desde las vísceras a testimoniar en el mundo que Dios se deja matar por loco amor hacia la humanidad. Muerte es ser fieles a Dios y renunciar a todo lo que contradice nuestra vocación cristiana, es decirle no al pecado y sí a Dios, es preferirle a él desde ahora y para siempre.


Jesús, Hijo obediente y bueno de Dios, enséñanos a ser hombres y mujeres que vivamos el don ganado por ti en tu pasión y muerte y que se hizo patente en tu resurrección.


Que nuestro proyecto sea el tuyo, pasión y muerte,

pues luego vendrá la resurrección.

Queremos vivir en una plena donación a Dios y a los demás

y que sea sincera y verdadera. Amén.

La Buena Noticia del Jueves Santo

La Buena Noticia del Jueves Santo, C.


Smta. Ramón Nava. 

rnhava7@gmail.com


Juan 13,1-15


Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre y habiendo amado a los suyos, que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. En el transcurso de la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la idea de entregarlo, Jesús, consciente de que el Padre había puesto en sus manos todas las cosas y sabiendo que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la mesa, se quitó el manto y tomando una toalla, se la ciñó; luego echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido. Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: “Señor, ¿me vas a lavar tú a mí los pies?” Jesús le replicó: “Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde”.


Pedro le dijo: “Tú no me lavarás los pies jamás”. Jesús le contestó: “Si no te lavo, no tendrás parte conmigo”. Entonces le dijo Simón Pedro: “En ese caso, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza”. Jesús le dijo: “El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos”. Como sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: “No todos están limpios”. Cuando acabó de lavarles los pies, se puso otra vez el manto, volvió a la mesa y les dijo: 


“¿Comprenden lo que acabo de hacer con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan”.


Comentario: Hermanos, la Palabra de este día centra su mensaje en el paso del Señor (Ex. 12,12), este paso es liberador, así, el relato que encontramos en el evangelio de hoy, señala que el encuentro está situado antes de la Pascua, la Cena del Señor de la que somos partícipes se da antes para indicar la nueva alianza (1 Co. 11,26) que es dada y ofrecida en el ministerio de Jesús, por ello, esta comensalía, que tendrá su culmen en la cruz, es la prefiguración de la inmolación del cordero.


La escritura nos conduce al momento en que Dios manifiesta su poder liberador, este no viene como los poderes del mundo sino que en el servicio manifiesta su misma divinidad; asimismo, Jesús lava los pies del hombre, no tanto para dar ejemplo a los demás sino para mostrar su verdadera identidad divina, identidad de la que somos partícipes mediante su encarnación (Jn. 1, 12).


Esta acción tiene gran centralidad porque no se da, ni antes ni después de la cena, es justo en medio de ella donde Dios quiere tener su paso liberador, donde Dios se glorifica a sí mismo levantándose para manifestar su poder y su naturaleza, que es el amor; un amor que es incomprensible al hombre pero que nunca se esconde. Ahora, ¿por qué los pies?, en la pascua, es decir, en el paso del Señor restablecido en la nueva alianza, Cristo viene a lavarnos de nuestro caminar, de nuestro recorrido y de nuestra historia misma, para restablecer con nosotros una humanidad nueva encaminada por la sangre y el agua que brotará de su costado.


La Iglesia hoy al igual que siempre debe tener el modelo discipular del Maestro que es el servicio. A partir de este momento, que culminará en la cruz, el reinado de Dios se transforma en servicio, por ello, para la Iglesia servir es reinar. Jesús mediante la Iglesia quiere tomar en sus manos y lavar los pies de un pueblo que camina constantemente en el sufrimiento, en el pecado y que se hace esclavo. Sin embargo, un corazón pervertido y apegado a sus convicciones y seguridades del mundo entrega al Señor. Aunque Jesús se nos da, nosotros al igual que Pedro nos alejamos cuando no tenemos identidad y proximidad con el Maestro.


Te pedimos, Señor, que limpies nuestra sociedad marcada

 muchas veces por la pobreza, la decadencia y la indigencia.

 Transfórmanos de tal modo que nos 

identifiquemos plenamente contigo. Amén

La Buena Noticia del Domingo de Ramos, C.

La Buena Noticia del Domingo de Ramos, C.

Smta. Johan J. Araujo. 
Araujojohan1991@gmail.com 


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Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Lucas  22, 14-23, 56. Comentario:

El día de Hoy culminamos un hermoso tiempo que nos regala la Santa Madre Iglesia, propicio para revisarnos interiormente, para arrepentirnos de nuestras culpas y volver a la casa del Padre.  La celebración de la Entrada Triunfal de Jesús a Jerusalén, la cual fue en contraposición con lo que se creía sería la manifestación gloriosa del Mesías, da comienzo a lo que después será la mayor experiencia de amor del Padre para con su pueblo, para con nosotros; la Pasión, Muerte y Resurrección de su único Hijo, acontecimiento que se dio en medios de falsas acusaciones, donde los principales implicados eran aquellos mismo que con ramos y palmas aplaudieron y celebraron su entrada en la ciudad.

El relato del evangelista nos centra en el hecho acaecido para nuestra redención, mostrando a un Jesús silente y amoroso esperando en la voluntad del Padre; espera que se ve acompañada de una constante comunicación con el Padre. En medio de sus miedos y angustias como todo humano, se arrodilla y clama al Padre, si es su querer Aparte de él esta copa pero que no se haga su voluntad sino la suya; Jesús conocía el sufrimiento por el cual estaba a punto de padecer, sabiéndose abandonado por los suyos, recurre a su Padre del Cielo para que no lo abandone en el momento de la tribulación, recibe la fuerzas de lo alto y emprende su camino de amor. San Lucas subraya la costumbre de Jesús de retirarse a orar, y así lo evidencia en varias parte del relato de la pasión, en primero lugar ora por sí mismo “Padre, si quieres aparta de mi esta copa. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lc. 22, 42), y luego pide por aquellos  que le condenan, “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc. 23,34), reafirmando su invitación a que también nosotros oremos “Oren para que no caigan en tentación.” (Lc. 22,40).

Jesús nos invita hoy a que oremos sin cesar, aun mas en medio de la tribulación, en medio de las situaciones adversas de nuestra vida cotidiana; que oremos fervientemente por quienes nos ayudan, pero también por quienes nos condenan, por quienes son puentes entre Dios y los hombres, y por quienes se convierten en piedra de tropiezo. Hoy en medio de las situaciones poco favorables en las que nos encontramos, en medio de las dificultades personales y comunitarias, imploremos a Dios que si es posible que las aparte de nosotros, pero que no se haga nuestra voluntad, sino la suya.

JUEVES SANTO 24 DE MARZO

JUEVES SANTO 24 DE MARZO
“CELEBRACIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR, INSTITUCIÓN DEL ORDEN SACERDOTAL Y MANDAMIENTO DEL AMOR”


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Comisión de Liturgia
Seminario San Buenaventura de Mérida
L.H.: Oficio propio. / Color litúrgico: Blanco

MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos, en esta noche celebramos la última cena del Señor. Conmemoramos la manifestación maravillosa del amor fraterno, amor que tiene su soporte en la persona de Jesús de Nazaret. El Señor y Maestro, se concede el último lugar haciéndose servidor de todos, y funda el auténtico ministerio, entregándose a sí mismo, su cuerpo y su sangre, es decir, su vida. El memorial de la institución de la Eucaristía y del Orden sacerdotal son manifestación real y concreta de este amor fraterno. Participemos con alegría de esta gran experiencia de fe.

MONICIÓN PRIMERA LECTURA
1ª Lectura: Ex 12,1-8.11-14
Lectura del libro del Éxodo

La pascua judía relatada por el libro del Éxodo, celebra el nacimiento de un pueblo a través de un gesto de liberación. Esta pascua preanunció otra, la definitiva, la de Jesús y la del nuevo pueblo de la alianza, su Iglesia. Escuchemos.


MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
2ª Lectura: 1Cor. 11,23-36
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios

Del apóstol san Pablo recibimos el relato más antiguo de la institución de la Eucaristía: Jesús se ha quedado para siempre a través de este gesto del pan partido y del cáliz compartido.Escuchemos.

MONICIÓN AL SANTO EVANGELIO
Evangelio: Jn. 13,1-5
Lectura del santo Evangelio según san Juan

Jesús reunido con sus apóstoles, celebrando el aniversario de liberación como todos los judíos, dio un nuevo sentido a esta celebración. Ante todo, quiso dar a sus discípulos una muestra del amor inmenso que les tenía y una lección de humildad y de servicio, al lavarles los pies y anunciarles su entrega generosa.


MONICIÓN AL LAVATORIO DE LOS PIES

En la escena del lavatorio de los pies, Jesús nos transmite en qué consiste el auténtico amor de los hijos de Dios. Pues el verdadero señor, maestro, patrón y superior es aquel que se coloca en el último lugar y se hace servidor de todos. En nosotros, ha de resonar el imperativo de Jesús: “Hagan esto en memoria mía”.

jueves, 17 de marzo de 2016

CONMEMORACIÓN DE JESÚS NAZARENO

MIÉRCOLES  SANTO 23 DE MARZO
CONMEMORACIÓN DE JESÚS NAZARENO

Smta. Nava Albarrán, José Luis

IV de Teología-Seminario "San Buenaventura"

La tradición cristiana conmemora en este día, a Jesús Nazareno, que sin duda alguna marca la existencia de Jesús en medio de una realidad muy particular; uno de los suyos, uno que compartía el mismo pan, uno que había vivido de cerca sus milagros y su entrega generosa, le traicionará por pura conveniencia personal, olvidando todo lo que el Señor su Maestro, había hecho por él. 

            Hoy miércoles, es el día donde Jesús, el Siervo sufriente se dispone a entregar su vida por la salvación del mundo y llevar a cabo la misión del Padre. ¿Se merecía Jesús tal situación, si era justo ante los ojos de Dios e inocente frente a los hombres? No. Sin embargo, Judas, el famoso administrador del grupo de los apóstoles no pensó así, es, en este discípulo llamado por el mismo Jesús, donde se inicia la entrega del Señor que incluso llega a nuestros días. Somos muchos los que a diario vendemos a Jesús por menos de treinta monedas, el bienestar mundano se ha convertido en la satisfacción perfecta de nuestros gustos y deseos.

            Pese a todo, Jesús, no hace resistencia al poder humano y recuerda que el amor es la base fundamental para que los hombres encuentren el verdadero sentido a sus vidas, y es, en lo que en definitiva invitan a la reflexión las lecturas de la Palabra de Dios de este día. 

            Pidámosle, pues, a Jesús, que nos enseñe a entregarnos por amor, en libertad y sin odio y resentimiento hacia lo demás. Que nunca se nos olvide que Jesús nos invita a su mesa y nos da de su pan, para que vivamos y habitemos en Él, y así, llenos de su presencia, no nos dejemos llevar como Judas por las apetencias del mundo, olvidando, que el amor de Dios supera cualquier ganancia o paga terrena.

“TÚ ERES MI SIERVO, EN TI MANIFESTARÉ MI GLORIA”

REFLEXIÓN PARA EL MARTES SANTO
22 DE MARZO

“TÚ ERES MI SIERVO, EN TI MANIFESTARÉ MI GLORIA”

Rvdo. Pbro. Rafael G. Viloria M.
Formador del Seminario Mayor
Seminario San Buenaventura 
Mérida- Venezuela

Por motivos pastorales en algunas regiones se celebra en este día, la Misa Crismal, signo de la comunión del pueblo y clero con su obispo.

Hoy Martes Santo, “la Iglesia Madre y Maestra” asumiendo la tarea de ser consecuente con la misión encomendada, invita a todos sus hijos diseminados por el pecado a seguir acercándose al sacramento de la reconciliación con el fin de recibir la Misericordia de Dios, y así estar preparados interiormente para vivir con alegría la Vigilia Pascual y sobre todo el gran acontecimiento de la Pascua. Ante esta realidad el Papa Francisco ha invitado reiteradamente a toda la Iglesia, a abrir el corazón y gustar la dulzura del perdón de Jesús, cuyo amor disipa la "noche" del pecado del ser humano.

            Ante las situaciones de miseria por las cuales atraviesa  toda la humanidad, la primera lectura del profeta Isaías nos recuerda la nobleza de un Dios que sigue consagrando a sus hijos desde el seno materno, para constituirlos siervos en quien se ha de gloriar; y sobre todo en quien  ha de destinar como luz de las gentes para que su salvación alcance los confines de la tierra. Misterio de amor que se ha de asumir con convicción y certeza a la hora de querer seguir fielmente los caminos del Señor. Sabiéndose que el que nos llama es nuestra fuerza y nuestra defensa.

            Con el salmo de hoy cantamos junto a  toda la Iglesia universal: “En ti, Señor, he puesto mi esperanza”. Esperanza ante un mundo lleno de maldad y rencor,  y sobre todo, donde cada día más se ve la indiferencia ante el amor de Dios que sigue derramando su sangre por la salvación de la humanidad entera. Que estos días de oración, ayuno y abstinencia sean oportunos para seguir creciendo en la fe y sobre todo para mantener el espíritu lleno de confianza ante un Dios que se hace presente en medio de las dificultades de la vida. Hoy lo seguimos contemplando en su humildad y en su paciencia al ver que muchos se alejan de Él para buscar otros placeres de la vida. ¿Cómo estoy viviendo estos días santos? ¿Con qué disposición de corazón estoy participando en las actividades de la Iglesia? ¿Me siento comprometido como hijo de Dios a morir en la cruz para renacer a una vida nueva? Estas interrogantes deberían resonar en nuestro corazón, ya que muchas veces como cristianos también nos apartamos del dolor y del sufrimiento de Cristo y el de los hermanos.  

            El Santo Evangelio de hoy (Jn. 13, 21-33; 36-38) nos relata el acontecimiento de la traición de Judas; y además, la confianza de sí mismo que tenía Pedro que pensó que por sus propias fuerzas iba a ser capaz de seguir al Señor. Ambos Apóstoles elegidos por la misma dignidad del Señor representan a nuestra humanidad vulnerable ante la oferta del poder y la autosuficiencia ¿Cuántos de nosotros negociamos con nuestros valores y virtudes enseñados en casa y así traicionamos a Jesús? y ¿Cuántos hemos caído confiando en nuestras propias fuerzas creyéndonos capaces de seguir a Dios hasta el final?. ¡Nuestra fuerza sólo está en Dios! Que esta lección que nos enseña la Palabra de Dios sea para seguir meditando con un corazón atento y disponible lo que Dios quiere de nosotros. Que estos días santos nos ayuden a seguir creciendo en la espiritualidad de la cruz, que no es otra que la de querer configurarnos con Cristo en su humildad y en su paciencia, sabiéndose como dice el Santo Padre Francisco, “la humildad es el camino de la santidad, y no hay humildad sin humillaciones”.  “Cristo Jesús y humilde de corazón, en el exceso de tu amor te humillaste haciéndote obediente hasta la muerte de cruz. Concédenos Padre nuestro, vivir conforme a su humildad, obediencia, caridad y mansedumbre. Amén, Señor Jesús, por tu poder y para tu gloria” SJE.


miércoles, 16 de marzo de 2016

LUNES SANTO 21 DE MARZO “ÉSTE ES MI SIERVO A QUIEN SOSTENGO”



LUNES SANTO
21 DE MARZO
ÉSTE ES MI SIERVO A QUIEN SOSTENGO”

Comisión de Liturgia
Seminario San Buenaventura de Mérida

Resultado de imagen para Evangelio: Jn 12, 1-11

ORACIÓN COLECTA
Dios Todopoderoso, mira la fragilidad de nuestra naturaleza, y levanta nuestra débil esperanza con la fuerza de la pasión de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

1ª Lectura: Is 42, 1-7
Lectura del profeta Isaías
Miren a mi siervo, a quien sostengo a mi elegido, en quien tengo mis Complacencias. En Él he puesto mi espíritu, para que haga brillar la justicia sobre las naciones. No gritará ni clamará, no hará oír su voz en las plazas, no romperá la caña resquebrajada, ni apagará la mecha que aún humea. Proclamará la justicia con firmeza, no titubeará ni se doblegará, hasta haber establecido el derecho sobre la tierra y hasta que las islas escuchen su enseñanza. Esto dice el Señor Dios, el que creó el cielo y lo extendió, el que dio firmeza a la tierra, con lo que en ella brota; el que dio el aliento a la gente que habita la tierra y la respiración a cuanto se mueve en ella: “Yo, el Señor, fiel a mi designio de salvación, te llamé, te tomé de la mano; te he formado y te he constituido alianza de un pueblo, luz de las naciones, para que abra los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión y de la mazmorra a los que habitan en tinieblas”. 
Palabra de Dios.A. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL (Sal 26)
R. El Señor es mi luz y mi salvación.
L.El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién voy a tenerle miedo? El Señor es la defensa de mi vida, ¿quién podrá hacerme temblar? /R.
L.Cuando me asaltan los malvados para devorarme, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. /R.
L.Aunque se lance contra mí un ejército, no temerá mi corazón; aun cuando hagan la guerra contra mí, tendré plena confianza en el Señor. /R.       
L.La bondad del Señor espero ver en esta misma vida. Ármate de valor y fortaleza y en el Señor confía./R.

Evangelio: Jn 12, 1-11
Lectura del santo Evangelio según san Juan
Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía y Lázaro era uno de los que estaban con él en la mesa. María tomó entonces una libra de perfume de nardo auténtico, muy costoso, le ungió a Jesús los pies con él y se los enjugó con su cabellera, y la casa se llenó con la fragancia del perfume. Entonces Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que iba a entregar a Jesús, exclamó: “¿Por qué no se ha vendido ese perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?” Esto lo dijo, no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón, y como tenía a su cargo la bolsa, robaba lo que echaban en ella. Entonces dijo Jesús:“Déjala. Esto lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no siempre me tendrán”. Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús. Palabra del Señor.A. Gloria a ti, Señor Jesús

ORACIÓN DE LOS FIELES

S.Jesús es aclamado como Rey y Mesías. Subamos con Él, al camino que lo lleva del calvario a la resurrección, y digámosle confiadamente:

A.  Sé tú, Señor, nuestra luz y salvación
1.      Que la entrega libre y generosa de Jesús, nos disponga a amar sin reservas a nuestros hermanos, especialmente aquel que sufre. Oremos
2.      Por todas las personas que viven alejadas del amor misericordioso del Padre, para que, a través de nuestro testimonio de vida puedan reencontrarse con el Dios todo amor. Oremos
3.      Por todos aquellos que trabajan en tierra de misión, en especial los que en estos días santos han dispuesto compartir su fe en estos lugares, para que el Espíritu Santo les guíe y les ilumine en sus trabajos. Oremos
4.      Por todos los jóvenes, en especial aquellos que se encuentran desorientados, para que el ejemplo de una comunidad eclesial renovada y joven, los contagie de la Buena Nueva de Jesús.Oremos.
5.      Por todas las madres que sufren la desobediencia y la ingratitud de sus hijos; el testimonio de fe y esperanza de María de Nazaret les motive a nunca desmayar en las dificultades. Oremos.
S. Escucha, Señor, las plegarias de tu pueblo y asístelos según tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira, Señor, con bondad el sacramento que estamos celebrando y haz que fructifique para la eternidad, pues tu amor providente lo instituyó para el perdón de los pecados. Por Jesucristo nuestro Señor.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Ven, Señor, y protege con amor solícito al pueblo que has santificado en esta celebración, para que conserve siempre los dones que ha recibido de tu misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor.