miércoles, 16 de marzo de 2016

Fiesta en la que Jesús entra de manera solemne a Jerusalén

DOMINGO DE RAMOS
20 DE MARZO

Pbro. Edgar J. Quintero P.
Formador del Seminario Menor
Seminario San Buenaventura de Mérida

Resultado de imagen para domingo de ramosNos reunimos hoy como comunidad de fe, para dar inicio a la celebración de los Ramos, fiesta en la que Jesús entra de manera solemne a Jerusalén; inaugurando así por decirlo de alguna forma su camino a la cruz, Jesús es recibido con ramos por el pueblo que ha visto y escuchado maravillas de este hombre.

Paradójicamente este mismo pueblo o algunos de ellos pedirán para Jesús el suplicio de la cruz y en este escenario que nos presenta hoy Lucas, vemos muchos elementos que nos llenan de luz, pero también otros tantos que opacan y entristecen nuestra vida de fe, hoy comenzamos a caminar con Jesús hacia la cruz, camino que va acompañado de dolor y desesperación y que nos invita a nosotros a tomar nuevamente nuestra cruz y comenzar a caminar. Caminamos hoy como lo afirma el Evangelio con un hombre verdaderamente justo, con el hombre del perdón y la misericordia infinita, pues es Jesús el arquetipo de la misericordia, su vida y su palabra lo son.

Entre la última cena de Jesús y la presencia de los que lo quieren aniquilar se desarrolla todo este capítulo 22 de Lucas, pudiésemos hoy preguntarnos si en cada celebración o en las celebraciones de Semana Santa que hemos tenido realmente hemos sentido el caminar de Dios en nuestras vidas, hemos sido los discípulos reales del Maestro o por el contrario nos hemos comprometido como Pedro y al final nos retractamos porque no queremos ser señalados.

Considero que la petición para el itinerario que vamos a comenzar a partir de este domingo de ramos y para quienes se quieren comprometer en esta Semana Santa a algo diferente es pedirle al Señor que nos de la gracia de ser misericordiosos; quizá ya la palabra esté un tanto trillada pero sí debemos recordar que la misericordia y el perdón nos dan la gracia de ser liberados de la presencia del mal.

Que nuestra oración se eleve como plegaria agradable al Padre, que María nos ayude a dar lo mejor de nosotros durante estos días, que sean realmente días santos para nosotros o tratemos de buscar santificarnos en este tiempo.

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