sábado, 6 de agosto de 2016

DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO
14 DE AGOSTO 2016

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Smta. Eudes Puentes
puentesmatheus3@gmail.com


MONICIÓN DE ENTRADA
Apreciados hermanos sean todos bienvenidos a la casa del Señor, hoy en su día, en el cual celebramos su triunfo sobre el pecado y la muerte. Que sea una oportunidad para experimentar una vez más el amor de Dios que se derrama sin límites en nuestras vidas, para reanimarnos y así continuar dando testimonio de su misericordia. Dispongamos nuestra mente y nuestro corazón para acoger con esperanza la palabra que se nos entrega como fuego que viene a devorar todo cuanto de negativo haya en nosotros, y más aún, ponernos como piedra de tropiezo ante la diversidad sociocultural, política y religiosa que vive nuestra sociedad contemporánea. Llenos de alegría recibamos al celebrante.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA
La primera lectura narra de manera clara y directa lo que significa predicar la verdad, y sus consecuencias. Además, deja entrever la valentía del profeta ante la debilidad del rey, porque valiente no es el que humilla o hace callar al otro, sino el que asume con gallardía su compromiso de mostrar el sendero correcto para que muchos se salven. Que como los treinta, velemos por el hermano que está a punto de morir.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
San Pablo nos anima a progresar en la fe y no cansarnos de anunciar el Reino, ya que Cristo nos ha dado el mejor ejemplo al dar su vida por nosotros. Junto a esto nos recuerda que, cuando decidimos seguir al Señor debemos arriesgarlo todo; si es posible, la propia vida. “Meditemos a Aquel que sufrió tanta oposición de parte de los que no le creyeron”.

MONICIÓN AL SANTO EVANGELIO
La perícopa del Evangelio de hoy pareciese contradecir la totalidad del mensaje de Jesús, ya que en vez de prometer paz, promete es guerra; en vez de unión, división. ¿Qué desea en realidad el Señor? ¿Cuál es su ideal? De ninguna manera nuestro Dios desea el mal para su pueblo, lo que el Evangelio presenta es parte de las consecuencia de nuestra opción por Jesús, palabra hecha carne. Dispuestos a dejarnos ungir por el amor del Señor y renovados por el bautismo, salgamos a las afueras a formar lío para que muchos abandonen el pecado y sigan al verdadero Maestro.


ORACIÓN DE LOS FIELES 
·     Para que el Papa, los obispos y toda la Iglesia realicen su misión evangelizadora en medio del mundo, roguemos al Señor.

·    Para que la Iglesia anuncie con valentía la Palabra de Dios en toda situación, por difícil que sea, roguemos al Señor.


·  Para que los laicos cristianos sean fermento de la fuerza evangélica en medio del mundo, roguemos al Señor.

·    Para que Dios Padre, dueño de la mies, envíe abundantes vocaciones a su Iglesia para el servicio pastoral de sus hermanos, roguemos al Señor.


·   Para que siempre haya corazones jóvenes, dispuestos a seguir la llamada de Dios y a entregarse generosamente para el bien de los hombres, roguemos al Señor.

·   Para que las familias cristianas sean testigos del Evangelio y fomenten la vocación religiosa y sacerdotal, roguemos al Señor.


DOMINGO XX DEL TIEMPO ORDINARIO 
14 DE AGOSTO DEL 2016

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COMENTARIO AL EVANGELIO DE SAN LUCAS 12, 49-53

Smta. Daid Josué Avendaño Trejo

reelsembrador@gmail.com

En el Evangelio que hoy se nos presenta,  Jesús advierte al pueblo la confrontación que habrá, con respecto a su proclamación aquí en este mundo. Enfatiza el hecho de la división entre la familia por causa suya, un mensaje singular en cuanto a que, el mismo pueblo ha querido que se instaure un reino de liberación y de paz. Ciertamente Jesús no lo hace para que nos entristezcamos, sino para que se pueda asumir con verdadera apertura de corazón su  mensaje salvador y liberador, en contra de un pensamiento errado, donde pueda reinar el verdadero sentido del amor que viene del Padre.

El mensaje del Señor nos mueve a poner su confianza en Él y no en las personas que viven a nuestro alrededor, porque ellos (as) no traen  ni dan la salvación, sino el Padre a través de Jesús. Es el Señor que ha asumido la condición de hombre, para que le sigamos sin arrepentimientos y con regocijo. Este seguimiento al Señor debe estar lleno de sacrificios, donde todos muestren el amor de Dios a aquellos que, por egocentrismo y dureza de corazón,  no quieren aceptar el amor salvador que viene de lo alto.

Sabemos que es en la familia donde crecemos, aprendemos a amar y a valorar lo que tenemos; la familia ha sido considerada como la “célula fundamental de la sociedad” (San Juan Pablo II), donde los valores, éticos y cristianos abarcan gran parte de la educación a través del tiempo. Sin embargo, el Señor no quiere ni ha querido el mal para ninguno de sus hijos, al contrario, Él quiere que todos se salven, y no es propiamente enfrentarnos a la familia para lograrlo, sino la imagen que se usa, es representando a los apegos de la vida, a las pasiones muchas veces desordenadas que se tienen. El Señor reclama el no aceptar su venida y mucho menos su persona salvadora, pero invita a reconocer  que  viene para que vivamos en Él y que por Él vivimos. 

jueves, 4 de agosto de 2016

Domingo 07 de Agosto de 2016


Domingo XIX del Tiempo Ordinario

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Smta. Johan Araujo
Araujojohan1991@gmail.com

Evangelio según San Lucas 12, 32-48

La liturgia de la palabra en este día nos invita a sumergirnos en la esperanza gozosa de la venida del Mesías, llamándonos a estar  preparados para cuando este acontecimiento sea inédito.

 En la lectura del Santo Evangelio quisiéramos tomar tres puntos clave en la predicación de Jesús, puntos que se van reflejando a lo largo del texto evangélico, “Ceñidos sus lomos”, “Lámparas encendidas”  y “hombres que esperan a su Señor”. Primeramente el evangelista enfatiza que debemos ponernos nuestra ropa de trabajo para que cuando el “amo llegue los encuentre cumpliendo con su deber”, siendo esta la actitud concreta para esperar al Señor; ceñirse significa servicio, “el Señor se ciñe para servir a los demás” demostrándole así su amor y comprensión, porque servir es amar hasta el extremo, por eso debemos “ceñirnos el lomo” amando y sirviendo a los demás.

El segundo punto es el de la “lámpara encendida”, que significa mantener nuestra lámpara con la luz que es el Señor, que nos ilumina a nosotros y a los demás  sacándonos del dominio de las tinieblas, del error y de la ignorancia en la que nos encontramos sumergidos. Si el lomo ceñido es la representación del discípulo que sirve a sus hermanos con humildad y sencillez como el Señor, la “lámpara encendida” son las virtudes sobresalientes que nos impulsan a entregarnos a los demás,  como gesto de identificación e imitación de Jesucristo.
Finalmente encontramos al “Hombre que espera a su Señor” representación del cristiano que espera gozoso la venida de su amo, símbolo del esposo que viene para formar con él una sola carne, de allí la imagen del Banquete Nupcial. Este hombre que espera, es el que se encuentra en todo momento preparado, desconociendo el día y la hora en que el novio se hará presente, pues su venida será como el ladrón en la noche, por eso no debe faltarnos el alimento que nos mantiene vigilantes durante la noche; el día declina y por las noche afloran las necesidades de pan, de la eucaristía, de la palabra del Hijo de Dios.

El creyente está llamado a tomar seriamente conciencia de su responsabilidad ante Dios, debe testimoniarlos como y con Jesús ante todo el mundo, no sea que llegue el novio y lo encuentre golpeando, robando y malgastando sus bienes. Pidamos a nuestra madre María de Coromoto su valiosa intercesión ante el Padre, para que nos conceda la gracia de hacer siempre su voluntad. 

DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO


Smta. Luis Salas
luis_alejandro_s@hotmail.com

MONICIÓN DE ENTRADA
Reunidos en el Nombre del Señor, hoy Domingo celebramos su presencia en la Mesa de la Palabra y de la Eucaristía; unidos en una misma fe, agradecemos al Señor los dones que a diario nos concede abundantemente y que nos hacen tener la certeza de que quien confía totalmente en Él, experimenta las grandezas de su amor y su misericordia. Con alma, vida y corazón dispongámonos a vivir a plenitud este encuentro con el Señor.

MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA (SAB 18, 6-9)
Quien confía en las promesas del Señor, comprueba que su acción y su obra siempre es en favor de su pueblo. El libro de la Sabiduría nos muestra hoy la espera confiada del pueblo de Dios que confirma su acción liberadora y le alaba con la celebración pascual. Escuchemos.

MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA (HEB 11, 1-2.8-19)
En la carta a los Hebreos, Pablo resalta que la fe permite poseer lo que se espera y conocer con el corazón aquello que no se ve. Son muchos los ejemplos vivos con los que el apóstol nos anima a mantenernos firmes en la fe, pues también han sido innumerables las muestras de que el Señor nunca olvida a los que en Él confían.

MONICIÓN AL EVANGELIO (LC 12, 32-48)
Jesús a través del Evangelio de Lucas nos enseña que cuando se es fiel a la Voluntad de Dios en todos los actos de la vida, se está listo y confiado para su venida. La fe se manifiesta entonces en el obrar de cada día, con el cual no tememos porque ganamos y guardamos un tesoro en el cielo. Escuchemos el mensaje que el Señor hoy nos quiere regalar.

ORACIÓN UNIVERSAL
-Por la Iglesia para que como rebaño del Señor, vivamos confiando totalmente en nuestro Buen Pastor que cuida siempre de quienes se fían de Él. Roguemos al Señor.

-Por el Papa Francisco, los obispos, sacerdotes y demás servidores del Señor para que con la gracia del Espíritu Santo puedan seguir siendo fieles a la la Voluntad del Padre.Roguemos al Señor.

-Por nuestros pueblos, para que el Señor tomando en cuenta nuestra fe en sus promesas nos colme abundantemente de las bendiciones nos conceda la paz auténtica que solo viene de Él. Roguemos al Señor.

- Por cuantos experimentan vacilaciones en su fe por los problemas y situaciones difíciles de su vida, para que puedan sentir y experimentar la obra del Señor que anima a confiar y no tener miedo. Roguemos al Señor.

-Por todos nosotros los cristianos, para que cada día nuestra fe se acreciente y podamos vivir firmes y confiados en el Señor, esperando con ansias su visita salvadora. Roguemos al Señor.