jueves, 4 de agosto de 2016

Domingo 07 de Agosto de 2016


Domingo XIX del Tiempo Ordinario

Resultado de imagen para LC 12, 32-48

Smta. Johan Araujo
Araujojohan1991@gmail.com

Evangelio según San Lucas 12, 32-48

La liturgia de la palabra en este día nos invita a sumergirnos en la esperanza gozosa de la venida del Mesías, llamándonos a estar  preparados para cuando este acontecimiento sea inédito.

 En la lectura del Santo Evangelio quisiéramos tomar tres puntos clave en la predicación de Jesús, puntos que se van reflejando a lo largo del texto evangélico, “Ceñidos sus lomos”, “Lámparas encendidas”  y “hombres que esperan a su Señor”. Primeramente el evangelista enfatiza que debemos ponernos nuestra ropa de trabajo para que cuando el “amo llegue los encuentre cumpliendo con su deber”, siendo esta la actitud concreta para esperar al Señor; ceñirse significa servicio, “el Señor se ciñe para servir a los demás” demostrándole así su amor y comprensión, porque servir es amar hasta el extremo, por eso debemos “ceñirnos el lomo” amando y sirviendo a los demás.

El segundo punto es el de la “lámpara encendida”, que significa mantener nuestra lámpara con la luz que es el Señor, que nos ilumina a nosotros y a los demás  sacándonos del dominio de las tinieblas, del error y de la ignorancia en la que nos encontramos sumergidos. Si el lomo ceñido es la representación del discípulo que sirve a sus hermanos con humildad y sencillez como el Señor, la “lámpara encendida” son las virtudes sobresalientes que nos impulsan a entregarnos a los demás,  como gesto de identificación e imitación de Jesucristo.
Finalmente encontramos al “Hombre que espera a su Señor” representación del cristiano que espera gozoso la venida de su amo, símbolo del esposo que viene para formar con él una sola carne, de allí la imagen del Banquete Nupcial. Este hombre que espera, es el que se encuentra en todo momento preparado, desconociendo el día y la hora en que el novio se hará presente, pues su venida será como el ladrón en la noche, por eso no debe faltarnos el alimento que nos mantiene vigilantes durante la noche; el día declina y por las noche afloran las necesidades de pan, de la eucaristía, de la palabra del Hijo de Dios.

El creyente está llamado a tomar seriamente conciencia de su responsabilidad ante Dios, debe testimoniarlos como y con Jesús ante todo el mundo, no sea que llegue el novio y lo encuentre golpeando, robando y malgastando sus bienes. Pidamos a nuestra madre María de Coromoto su valiosa intercesión ante el Padre, para que nos conceda la gracia de hacer siempre su voluntad. 

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