Domingo XIX del Tiempo Ordinario
Smta. Johan Araujo
Araujojohan1991@gmail.com
Evangelio según San Lucas 12, 32-48
La
liturgia de la palabra en este día nos invita a sumergirnos en la esperanza
gozosa de la venida del Mesías, llamándonos a estar preparados para cuando este acontecimiento
sea inédito.
En la lectura del Santo Evangelio quisiéramos
tomar tres puntos clave en la predicación de Jesús, puntos que se van
reflejando a lo largo del texto evangélico, “Ceñidos sus lomos”, “Lámparas
encendidas” y “hombres que esperan a su
Señor”. Primeramente el evangelista enfatiza que debemos ponernos nuestra ropa
de trabajo para que cuando el “amo llegue los encuentre cumpliendo con su
deber”, siendo esta la actitud concreta para esperar al Señor; ceñirse
significa servicio, “el Señor se ciñe para servir a los demás” demostrándole
así su amor y comprensión, porque servir es amar hasta el extremo, por eso
debemos “ceñirnos el lomo” amando y sirviendo a los demás.
El segundo punto es el de la “lámpara
encendida”, que significa mantener nuestra lámpara con la luz que es el Señor,
que nos ilumina a nosotros y a los demás
sacándonos del dominio de las tinieblas, del error y de la ignorancia en
la que nos encontramos sumergidos. Si el lomo ceñido es la representación del
discípulo que sirve a sus hermanos con humildad y sencillez como el Señor, la
“lámpara encendida” son las virtudes sobresalientes que nos impulsan a
entregarnos a los demás, como gesto de
identificación e imitación de Jesucristo.
Finalmente
encontramos al “Hombre que espera a su Señor” representación del cristiano que
espera gozoso la venida de su amo, símbolo del esposo que viene para formar con
él una sola carne, de allí la imagen del Banquete Nupcial. Este hombre que
espera, es el que se encuentra en todo momento preparado, desconociendo el día
y la hora en que el novio se hará presente, pues su venida será como el ladrón
en la noche, por eso no debe faltarnos el alimento que nos mantiene vigilantes
durante la noche; el día declina y por las noche afloran las necesidades de
pan, de la eucaristía, de la palabra del Hijo de Dios.
El
creyente está llamado a tomar seriamente conciencia de su responsabilidad ante
Dios, debe testimoniarlos como y con Jesús ante todo el mundo, no sea que
llegue el novio y lo encuentre golpeando, robando y malgastando sus bienes.
Pidamos a nuestra madre María de Coromoto su valiosa intercesión ante el Padre,
para que nos conceda la gracia de hacer siempre su voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario