sábado, 14 de mayo de 2016

La Buena Noticia del Domingo de Pentecostés / C.


Jorge Rosales
Jorgeluis.angel@hotmail.com

Juan 20,19-23:
  
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
“La paz esté con ustedes”.
Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús:
“La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”.
Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo:
“Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.

Comentario:
Este domingo de Pentecostés la atención se centra en estas palabras de Jesús: “Recibid el Espíritu Santo”. Estas palabras vienen acompañadas del gesto de “exhalar su aliento”, el mismo gesto con que Dios crea al ser humano, según la versión griega de Génesis expresada en el capítulo 2 versículo 7. Por lo tanto, con la entrega del Espíritu, Jesús está recreando al ser humano, lo hace “nacer de nuevo” y, “nacer del Espíritu”.

La comunidad de discípulos recibe el Espíritu quedando capacitada para ser mediadores del perdón de Dios, “a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados”. Un perdón para aquellos que lo pidan y se arrepientan de corazón. En este evangelio, al hablar de “pecados”, se refiere propiamente a la posición que se toma contra Jesús, “pecado, porque no creen en mí” (16, 9). Quien acepta el testimonio de Jesús ha “dejado el pecado”. De esta situación nos quiere sacar Jesús, Él lo dice: “he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas” (12, 46). Finalmente, el Resucitado envía a la comunidad a dar ese mismo testimonio, “como el Padre me envió, así los envío yo”; de modo que, todo auténtico cristiano es un enviado al mundo, revestido del Espíritu, para dar testimonio del Resucitado.
Espíritu Santo,
Tú eres el aliento del Padre y del Hijo
en la eternidad dichosa;
tú nos has sido enviado por Jesús
para hacernos comprender lo que él nos ha dicho
y guiarnos hacia la verdad plena;
tú eres para nosotros aliento de vida,
aliento creador, aliento santificador;
tú eres quien renueva todas las cosas.

Humildemente te pedimos
que nos animes y habites en nosotros,
en cada uno de nuestros hogares;
como un lugar de amor,
un camino de felicidad
y un medio de santidad.

AMÉN.

viernes, 13 de mayo de 2016

Ordenación Diaconal

Moniciones DOMINGO DE PENTECOSTÉS

DOMINGO DE PENTECOSTÉS
15 de Mayo 2016


MONICIÓN DE ENTRADA

Sean todos ustedes bienvenidos, hermanos y amigos. Que la ternura del Padre, la amistad del Señor Jesús y la alegría del Espíritu Santo inunden por completo nuestros corazones.

Hoy es Pentecostés, cumpleaños de la Iglesia. Día del gran regalo del Señor. Jesús cumple su promesa de enviarnos el Consolador. Juan lo describe el mismo día de la resurrección, con mucha intimidad y silencio. Los Hechos lo sitúan 50 días después, con ruido, viento y fuego. No importa el modo de la venida, sino el resultado: el Espíritu Santo enciende los corazones, quiebra los miedos, desata las lenguas, habla el lenguaje del amor. También hoy, ruidosa o silenciosamente, el Espíritu Santo sigue manifestándose en nosotros, para provecho de todos.

Seguros de la presencia del Resucitado aquí y ahora en medio de nosotros, pongámonos de pie y celebremos con especial gozo esta Eucaristía.
  
MONICIÓN PRIMERA LECTURA (Hechos 2,1-11)

El Espíritu Santo irrumpe sobre el Cenáculo, lo sacude con fuerza de vendaval y lo enciende con llama divina... y todos empiezan a hablar el lenguaje del amor. Escuchemos con atención.
  
MONICIÓN SEGUNDA LECTURA  (1 Corintios 12,3-7.12-13)

Pablo nos recuerda que los dones del Espíritu son gracias para servir a los demás. La caridad construye el Cuerpo de Cristo poniendo la variedad al servicio del bien común. Escuchemos.
  
MONICIÓN EVANGELIO  (Juan 20,19-23)

Hoy, en tono de gran intimidad, Jesús nos trae este gran regalo: su paz, su aliento, y poder para perdonar. Abramos el oído, la mente y el corazón, y pongámonos de pie para escuchar el Santo Evangelio.
                                                                            

DOMINGO DE PENTECOSTÉS 15 de Mayo 2016

ORACIÓN DE LOS FIELES



Smta. Eliecer Ramírez
jesuseliecerrramirez @hotmail.com


Celebrante: Padre envía tu Espíritu y sus dones sobre nosotros y sobre este mundo, haz que tu Reino de amor y justicia llene cada rincón de nuestro mundo y primeramente cada rincón de nuestro corazón.

R.- VEN ESPÍRITU Y ENVÍA TUS SIETE DONES

1.   Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con tu Sabiduría las acciones del Santo Padre Francisco, las de todos los Obispos y diáconos para que guiados por ella lleven a la Iglesia a la unidad necesaria y así sea Ésta, luz que ilumine al mundo entero. Oremos.

2.   Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con tu Entendimiento a todos los gobernantes de la tierra para que juntos busquen el bien común y así prosperemos todos en paz y fraternidad. Oremos.

3.   Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con tu Consejo a todos aquellos que andan alejados de la Iglesia, haz que comprendan el tesoro que lleva dentro, tu Palabra y tu Eucaristía, a pesar de ser llevada en vasijas de barro. Oremos.

4.   Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con tu Fortaleza a todos aquellos que sufren o están abatidos o enfermos, haz que recibiendo esa ayuda en su interior afronten con mayor serenidad las dificultades y salgan pronto vencedores de ellas. Oremos.

5.   Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con tu Ciencia a todos los jóvenes que forman en los distintos Seminarios de Venezuela y demás casas de formación religiosas, llévales a descubrir que en Cristo está el verdadero valor de todas las cosas. Oremos.

6.   Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con tu Piedad a todos los seglares que trabajan por la expansión del Evangelio para que sea bajo la acción del Espíritu Santo y promuevan la unidad entre todos los miembros de la Iglesia. Oremos.

7.   Envía, Señor, tu Espíritu y asiste con el Temor de Dios a todos tus fieles que se reúnen alrededor de tu mesa. Para que sea el cumplir ante todo tu voluntad, el verdadero motor de nuestras vidas. Oremos.

Celebrante: Padre, estamos necesitados de la acción del Espíritu, haz que venga pronto a nuestros corazones para que trasformados por Él salgamos a transformar el mundo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
Todos: Amén


martes, 10 de mayo de 2016

domingo, 8 de mayo de 2016

In memoriam


ANATILIA SOSA DE ROJAS

Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo
Su Excelencia, Arzobispo de Mérida - Venezuela


Hace apenas unas dos semanas, los sacerdotes y seminaristas merideños llenaron las redes pidiendo oraciones y ayuda para la señora Anatilia, pues se encontraba hospitalizada en el HULA por un voraz cáncer de páncreas que la llevó a la tumba el martes 26 de abril. Con apenas 53 años de edad, pues había nacido el 4 de noviembre de 1962 en la aldea Hato Viejo de Aricagua, donde bebió de la tradición cristiana de sus padres y vecinos.

Su cara era conocida de todos porque su participación en las celebraciones de la arquidiócesis como su membresía en la Cofradía del Santísimo y en los Cursillos de Cristiandad, la convertían en persona que no podía estar nunca ausente. Cariñosamente, le decían que era como el arroz blanco que no podía faltar nunca en la comida, cuando lo había, porque hoy es otra cosa; los muchachos del Seminario se encargaron también de ponerle el sobrenombre de “espíritu santo”, porque aparecía en todas partes. Sin bulla, ni protagonismos, ni exigencias de ningún tipo, se las arreglaba para participar en las ordenaciones diaconales y sacerdotales; al igual que para estar en los muchos actos de la Cofradía del Santísimo, de los Cursillos de Cristiandad o de los servidores del altar.

Mujer humilde y trabajadora, pagaba suplente en la escuela donde trabajaba para no perderse participar en las fiestas religiosas. Nunca pedía nada, como no fuera la estampa, folleto o recuerdo de cada acto. Con una sonrisa suave, con palabras en tono menor, traslucía la alegría de ser una contemplativa. Su gozo era inmenso y le llenaba la vida. Lo compartía con su esposo e hijos que la secundaban en sus andanzas. En San Jacinto del Chama donde vivía era una de las colaboradoras de los párrocos, sobre todo del Padre José Juan a quien admiraba y quería. Varias veces me pidió que no lo dejara en el Seminario sino que lo volviera a mandar a San Jacinto.

El mejor testimonio de la estima y admiración que tenía su persona, fue su última enfermedad, de la que nunca se quejó ni le impidió seguir su vida normal, como la manifestación popular y populosa de su velorio. Contó con la participación de más de veinte sacerdotes, del Seminario en pleno y de numerosos paisanos y amigos; presidió la eucaristía exequial Mons. Juan de Dios Peña quien la recibía gustoso y la llamaba por su sobrenombre que ella aceptaba con agrado, en sus asiduas visitas al Seminario San Buenaventura.

En la vida cotidiana hace falta valorar personas como ella. Su vocación cristiana en el hogar y aldea, las enseñanzas que recibió de las Hermanas Dominicas y Salesianas con las que estudió, su desprendimiento de todo lo material, su alegría que contagiaba, son el mejor ejemplo del valor superior de lo espiritual y motor de su vida. Predicó más con el testimonio de sus gestos que con las palabras. Seguro que el buen Jesús y María Santísima la recibieron con bombos y platillos en la presencia del Padre Celestial. Los muchachos ya la invocan como Anatilia santa, ruega por nosotros.

25.- 30-4-16 (3044)