Domingo de
la Santísima
Trinidad / C.
Diac.
Danny Peña
heru-xavier@hotmail.com
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Aún tengo muchas cosas que decirles, pero todavía
no las pueden comprender. Pero, cuando venga el Espíritu de verdad, él los irá
guiando hasta la verdad plena, porque no hablará por su cuenta, sino que dirá
lo que haya oído y les anunciará las cosas que van a suceder. Él me
glorificará, porque primero recibirá de mí lo que les vaya comunicando. Todo lo
que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho que tomará de lo mío y se lo
comunicará a ustedes”.
Comentario:
Hoy
celebramos el Misterio de la Santísima Trinidad, que es la unicidad Santa de un
solo Dios, tres personas comprendidas en una sola esencia de Amor. Para unos
resulta prácticamente insignificante, para otros teóricamente incomprensible;
pero en este misterio vive toda la creación en armonía; en su nombre somos
bautizados y perdonados, en su nombre comenzamos nuestra Eucaristía, porque es
el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo el valor sustancial que se hace inefable.
Pero desde la sencillez y la experiencia de fe en el Amor, se puede comprender
esto en el corazón del hombre.
El
Espíritu de Verdad, dador de los dones, es el único que puede revelar este
misterio a través de la filiación de Dios con su Hijo, porque baja al mundo
renovando el ser de cada hombre llenándolo de alegría y gozo, para glorificar a
Dios; es el ejemplo de Jesucristo, con su obediencia y su predicación, donde se
muestra el Padre, donde se capta la comunicación trinitaria, manifestada a los
hombres como una eterna verdad.
Esta
perfecta unidad, se entiende en la vivencia de la fe, es un misterio salvífico
que solo se siente en el alma, y se va propagando en cada rincón de la
creación, actuando y restaurando las relaciones de Dios con el hombre, para que
él, pueda entrar al Reino de los Cielos.
Padre
amado,
que
nos regalaste a tu hijo para sentirnos cerca de ti,
y con
el Espíritu Santo nos das los dones para vivir;
llénanos
de gozo para glorificarte eternamente,
danos
alegría para experimentar la suprema felicidad;
e
indícanos el camino para encontrarnos contigo,
viendo
tu esencia y omnipotencia, porque así, seremos fieles a ti,
y
fortaleciendo nuestra fe,
llenaremos
nuestro mundo con paz y amor.
Amén.