viernes, 18 de marzo de 2016

JUEVES SANTO 24 DE MARZO

JUEVES SANTO 24 DE MARZO
“CELEBRACIÓN DE LA CENA DEL SEÑOR, INSTITUCIÓN DEL ORDEN SACERDOTAL Y MANDAMIENTO DEL AMOR”


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Comisión de Liturgia
Seminario San Buenaventura de Mérida
L.H.: Oficio propio. / Color litúrgico: Blanco

MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos, en esta noche celebramos la última cena del Señor. Conmemoramos la manifestación maravillosa del amor fraterno, amor que tiene su soporte en la persona de Jesús de Nazaret. El Señor y Maestro, se concede el último lugar haciéndose servidor de todos, y funda el auténtico ministerio, entregándose a sí mismo, su cuerpo y su sangre, es decir, su vida. El memorial de la institución de la Eucaristía y del Orden sacerdotal son manifestación real y concreta de este amor fraterno. Participemos con alegría de esta gran experiencia de fe.

MONICIÓN PRIMERA LECTURA
1ª Lectura: Ex 12,1-8.11-14
Lectura del libro del Éxodo

La pascua judía relatada por el libro del Éxodo, celebra el nacimiento de un pueblo a través de un gesto de liberación. Esta pascua preanunció otra, la definitiva, la de Jesús y la del nuevo pueblo de la alianza, su Iglesia. Escuchemos.


MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA
2ª Lectura: 1Cor. 11,23-36
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios

Del apóstol san Pablo recibimos el relato más antiguo de la institución de la Eucaristía: Jesús se ha quedado para siempre a través de este gesto del pan partido y del cáliz compartido.Escuchemos.

MONICIÓN AL SANTO EVANGELIO
Evangelio: Jn. 13,1-5
Lectura del santo Evangelio según san Juan

Jesús reunido con sus apóstoles, celebrando el aniversario de liberación como todos los judíos, dio un nuevo sentido a esta celebración. Ante todo, quiso dar a sus discípulos una muestra del amor inmenso que les tenía y una lección de humildad y de servicio, al lavarles los pies y anunciarles su entrega generosa.


MONICIÓN AL LAVATORIO DE LOS PIES

En la escena del lavatorio de los pies, Jesús nos transmite en qué consiste el auténtico amor de los hijos de Dios. Pues el verdadero señor, maestro, patrón y superior es aquel que se coloca en el último lugar y se hace servidor de todos. En nosotros, ha de resonar el imperativo de Jesús: “Hagan esto en memoria mía”.

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