El cuarto domingo de Pascua, la Iglesia, llena de júbilo y alegría,
celebra el Domingo del Buen Pastor,
aquel que da la vida por sus ovejas, las cuida, conoce y llama a cada una por
su nombre. En la Sagrada Escritura, la metáfora del pastor se utilizaba para
hacer referencia a personas con autoridad, llámense sacerdotes, sabios o
gobernantes. Cristo se manifiesta de múltiples maneras para que nosotros
confiemos en Él y comprendamos mejor su mensaje. Una de ellas, podría decirse,
la más significativa, es la del Buen Pastor, en quien debemos depositar
totalmente nuestra confianza.
Nuestra sociedad venezolana, en la actualidad, es un rebaño que
atraviesa una gran oscuridad, asechado por lobos y leones expresados en la escasez
de alimentos, medicina, vestido, buena atención e interés por parte de quienes
tienen en sus manos el destino de los pueblos. En estos momentos, más que
nunca, debemos pedir al Señor para que, como Buen Pastor, capaz de dar su vida
por sus ovejas, se haga presente y guíe en medio de la adversidad.
Las ovejas son animales que suelen asustarse y perder la paz
con facilidad, y en nuestra sociedad la preocupación e incertidumbre pueden ser
motivo de desesperación, pero por encima de ello, debemos recordar que el Buen
Pastor nos dice: “El Buen Pastor llama a cada una de las ovejas por su nombre y
las saca fuera. Empieza a caminar delante de ellas, y las ovejas lo siguen
porque conocen su voz. A otro no le seguirán, sino que huirán de él, porque no
conocen la voz de los extraños” (Jn 10,4-5). En estas claras palabras, Jesús
nos da la clave para andar por el camino seguro que nos conduce hasta Él.
Finalmente, es importante invocar la protección de María, Madre
del Buen Pastor, que como su Hijo, acompaña y guía el paso del rebaño, que es
la Iglesia, por este mundo, con el fin de conducirlo al único y verdadero redil
del cielo. Que Jesús nos oriente en esta difícil prueba que atraviesa nuestra
amada y bendecida tierra.
Autor:
Yosmar Sosa
Propedéutico
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