La Buena Noticia del Domingo XIV, Ordinario / C.
Diác. Smta. Yornis González
yornisgonzalez@gmail.com
Lucas 10,1–12.17-20
En aquel tiempo, designó el Señor
otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos
y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: «La mies es abundante y los
obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No
llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie
por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta
casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si
no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan,
porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en
un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que
haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de Dios." Cuando
entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: "Hasta el
polvo de vuestro pueblo, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos
sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios." Os
digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para ese pueblo.»
Los setenta y dos volvieron muy
contentos y le dijeron: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu
nombre.» Él les contestó: «Veía a Satanás
caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear
serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño
alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus;
estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.»
Comentario
La
liturgia de la Palabra de este domingo nos ubica en el evangelio de san Lucas;
y siguiendo la opinión de Raymond Brown, es la meditación más extensa sobre
‘enseñanza de Jesús sobre la misión’, cuyo interés del autor sagrado es centrar
sus reflexiones en la naturaleza de la misión y en las causas de sus alegrías y
tristezas. Por lo tanto hoy día del Señor Resucitado, es justo y necesario que
centremos nuestra reflexión en tan fundamental aspecto de la vida cristiana:
ser discípulo misionero.
“El
Señor designó otros setenta y dos, y los mandó de dos en dos” (Lc 10, 1). El
uso de los verbos: ‘designó’ ‘mandó’, revela que la iniciativa es del Maestro,
es Él quien convoca y constituye evangelizadores y los impulsa con su Santo
Espíritu a ser propagadores de la Buena Noticia del Reino de Dios. Sin embargo,
todo mandato misionero pasa la necesidad de un encuentro real y profundo con la
persona de Jesucristo que le permita al creyente tomar conciencia de quién es
ese tal Jesús de Nazaret, y desde el uso pertinente de su libertad optar por
adherirse o no a este Hombre. Es descubrir y experimentar “Porque Él nos amó
primero, nosotros amamos” (1Jn 4, 19).
“¡Pónganse
en camino!” (Lc10, 3). Ponerse
en camino no es otra cosa que decir junto a Antonio Machado: “Caminante no hay
camino, se hace camino al andar”; es tener la clara lucidez de reconocer que
solamente el ser humano se humaniza en la medida que se aventura a transitar
nuevos horizontes que enriquezcan su vivir y hacer, construyendo para sí y los
demás un mundo más humano, porque todo estancamiento empobrece y deshumaniza.
Es ser capaz en primer lugar de salir de sí, el negarse a sí mismo y ponerse en
camino al encuentro del otro mi hermano, en especial el pobre. Es comprender
que la vida del cristiano es esencialmente peregrinaje, o sea, todo cristiano
es peregrino de la fe; por tanto debe estar siempre en búsqueda en camino hacia
el encuentro único y pleno de su Dios todo amor y bondad, encuentro que pasa
por el amor a los hermanos. En definitiva ser de Cristo conduce al creyente
irremediablemente a ‘ponerse en camino’.
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