La Pastoral vocacional a la luz
del Concilio
Plenario de Venezuela
(Una propuesta parroquial)
Diac. Nelson Arellano
relsembrador@gmail.com
Queridos amigos, nos introducimos en un tema
que tiene gran relevancia para el ser humano de nuestro tiempo y del futuro, ya que el hombre en medio del mundo aporta de
lo poco o mucho a la sociedad que lo rodea permitiendo el fortalecimiento del
mismo, y así el hombre sienta la sensación que vive en el mundo más humano, lleno de felicidad y de
alegría , por eso es que hemos elegido el siguiente tema: La Pastoral vocacional a la luz del Concilio
Plenario de Venezuela. (Una propuesta parroquial). ; ya que queremos resaltar que el don de la vocación no solamente engloba la parte
religiosa, sino que también otros ámbitos de la vida del hombre. La vocación
proviene del termino latino vocatio,
-onis, acción de llamar. Inclinación
natural de una persona por un arte, una profesión o un determinado género de la
vida .Ciertamente, podríamos resaltar que la vocación va más allá de nuestros
pensamientos. Del mismo modo podemos decir; que el punto de partida de toda vocación
se enfoca por aquello que nos gusta, y
que apuntamos lograr en un futuro, todos estamos invitados a seguir luchando
para que el Señor de la vocación nos ayude a descubrir nuestra llamada
vocacional, y más aun los que ya tenemos una decisión en nuestra vida podamos ponerla al servicio de la humanidad.
Hemos hablado de la vocación en los
diferentes ámbitos de la vida, ahora quisiera resaltar que dentro del don de la
vocación también existe la vocación religiosa que poseemos dentro de la
iglesia; se refiere a la invitación que
Dios hace al hombre para servirle de una manera especial”. Por tanto, es que
dentro de la iglesia existen cinco dimensiones de la vocación como lo son: la vocación
laical, a la vida religiosa, sacerdotal, misionera y a la vida familiar.
Queridos amigos, hoy más que nunca debemos
estar convencidos que la vocación es un don de Dios, por lo cual nos queda
apreciar ese regalo, que viene de parte de Él, y más aún transmitir a otros
esta llamada que hemos recibido para que otros la puedan descubrir a qué los
llama Dios y así se encaminen hacia la felicidad plena. Y que dentro de
nuestras comunidades parroquiales acrecentemos la cultura vocacional. Que el
Dios de la vocación nos Bendiga siempre.
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