domingo, 11 de septiembre de 2016

Una propuesta parroquial

La Pastoral vocacional a la luz
 del Concilio Plenario de Venezuela
 (Una propuesta parroquial)
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Diac. Nelson Arellano
relsembrador@gmail.com


Queridos amigos, nos introducimos en un tema que tiene gran relevancia para el ser humano de nuestro tiempo y del futuro,  ya que el hombre en medio del mundo aporta de lo poco o mucho a la sociedad que lo rodea permitiendo el fortalecimiento del mismo, y así el hombre sienta la sensación que vive  en el mundo más humano, lleno de felicidad y de alegría , por eso es que hemos elegido el siguiente tema:  La Pastoral vocacional a la luz del Concilio Plenario de Venezuela. (Una propuesta parroquial).  ; ya que queremos resaltar que el don  de la vocación no solamente engloba la parte religiosa, sino que también otros ámbitos de la vida del hombre. La vocación proviene del termino latino vocatio, -onis, acción de llamar. Inclinación natural de una persona por un arte, una profesión o un determinado género de la vida .Ciertamente, podríamos resaltar que la vocación va más allá de nuestros pensamientos. Del mismo modo podemos decir; que el punto de partida de toda vocación se enfoca por aquello que nos gusta,  y que apuntamos lograr en un futuro, todos estamos invitados a seguir luchando para que el Señor de la vocación nos ayude a descubrir nuestra llamada vocacional, y más aun los que ya tenemos una decisión en nuestra vida  podamos ponerla al servicio de la humanidad.

Hemos hablado de la vocación en los diferentes ámbitos de la vida, ahora quisiera resaltar que dentro del don de la vocación también existe la vocación religiosa que poseemos dentro de la iglesia;  se refiere a la invitación que Dios hace al hombre para servirle de una manera especial”. Por tanto, es que dentro de la iglesia existen cinco dimensiones de la vocación como lo son: la vocación laical, a la vida religiosa, sacerdotal, misionera y a la vida familiar.

Queridos amigos, hoy más que nunca debemos estar convencidos que la vocación es un don de Dios, por lo cual nos queda apreciar ese regalo, que viene de parte de Él, y más aún transmitir a otros esta llamada que hemos recibido para que otros la puedan descubrir a qué los llama Dios y así se encaminen hacia la felicidad plena. Y que dentro de nuestras comunidades parroquiales acrecentemos la cultura vocacional. Que el Dios de la vocación nos Bendiga siempre.

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