¿Dónde está tu hermano?
Ilmo. Mons. Lucio Adrián Ruiz
Secretario General del Dicasterio
para la Comunicación de la Santa Sede
En este segundo encuentro del I Congreso Arquidiocesano de Medios y Comunicadores Católicos, a
las 9:00 de la mañana, Mons. Lucio Adrián Ruiz inició su intervención
agradeciendo a los organizadores por la invitación a formar parte del
encuentro, señalando que “es en el encuentro donde le podemos dar al otro lo
que hemos recibido”.
Mons. Lucio concretizó lo que para la Iglesia es Comunicación, al respecto expresó que “no
es tecnología, no es estrategia, sino que es kerigma, es anuncio, es proclamar la luz del
Evangelio y hacer feliz a nuestros hermanos”, en este sentido acotó cómo en los
Hechos de los Apóstoles, san Pedro comunica su alegría, por eso ante la
necesidad del paralítico (Hch 3,6) éste
le responde “no tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de
Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar”.
En el proceso comunicativo se tiene el ejemplo de
´el buen samaritano´, donde de alguna manera se responde a la pregunta: ¿dónde está
tu hermano?, por ello “para responder esto debemos salir de nuestro camino, debemos volver para ver como está, para
pagar la cuenta, para que sea realmente un encuentro” en este sentido Mons.
Lucio expresa que solamente “viendo, curando y dándole nuestro tesoro,
encontramos a nuestro hermano”.
Ante la primera interrogante surge una segunda: ¿dónde está tu tesoro?, al respecto es
necesario reconocer que si “no tenemos ni oro, ni plata, ni nada, en este caso
es mejor no encontrar al hermano, porque donde no está Dios, es como un encuentro
entre Caín y Abel” un encuentro de muerte, por ello “pensar en esto, es pensar
en los desafíos en aquellos ámbitos que están los hermanos, en el matrimonio,
en la convivencia, y darnos cuenta de lo que tenemos, amor, amistad, seguridad”,
para eso hay que iluminar y orientar, donde no se puede “dejar de vibrar y
sentir la coherencia del testimonio y la veracidad de la proclamación”,
manifestó el Secretario General de este dicho Dicasterio romano.
Reflexionando sobre el proceso de evangelización y
comunicación Mons. Lucio expresó que “la teología cristiana no necesita a veces
nombrar a los Padres de la Iglesia, la Biblia, los documentos magisteriales,
pues con poner el ejemplo de la vida
es suficiente, pues para el no creyente decir que somos hijos de Dios, es
inválido”, sin embargo, “la ciencia no puede contrarrestar la riqueza de la
revelación de Dios en hacernos sus hijos”.
Entre todas las aseveraciones de Mons. Lucio Ruiz,
rescatamos las siguientes: “la comunicación suscita el encuentro, esta es su
meta y fin último. Nos encontramos en la era de la virtualidad, la era de la
inteligencia artificial, la misma debe conducirse hacia la unión, y aquí se
encuentra la felicidad. Esta realidad comunicativa es muy confusa, es un
fenómeno. Actualmente esto es un desafío de amor. La cultura y su pluralidad
actúan como contextos de interpretación, como filtros hermenéuticos, es decir,
que una palabra tenga distintos significados. Todo lo que perfecciona dicha
comunicación está al servicio de la incrementación del diálogo, al sistema antropológico,
y comunal entre nosotros. Aquí podemos comunicar nuestro mensaje, que se debe
realizar bajo un simple lenguaje verbal. Por lo tanto comunicarse es esencial,
estamos sedientos de esta comunicación auténtica, que debe hacerse
auténticamente, pues el hombre no puede estar sin las palabras, el hombre debe
lograr su inteligencia y su bondad”.
De igual manera, especificó “cuál es nuestra
contribución a esta cultura del encuentro, que es la alfabetización de la era
digital, el uso crítico de esos medios, por tanto los puntos centrales son dos:
enseñar y acompañar. Son dos puntos, los más ausentes, porque no tenemos tiempo
para dedicarnos a alguien. El que tiene que ocupar tiempo siempre está ocupado
en la era de la híper-comunicación, y la era híper-soledad”.
Un poco más nutrido en el ambiente tecnológico,
Mons. Lucio alertó que “en la internet siempre hay alguien presto a escuchar,
por eso nos dedicamos a las redes y no al prójimo, que es mi familia,
compañeros de trabajo, hijos etc. Si no le doy a ese prójimo, no tiene sentido
este Congreso, en el que debemos dar un impacto a aquella persona que no abre
la puerta, dando refugio, presencia, compañía, esto es el centro de la
comunicación para la libertad”.
Más arriba se ha hablado de un encuentro propiciado
por las comunicaciones, y en este sentido Mons. Lucio concretó que “el
encuentro no se mide en los likes recibidos en nuestras publicaciones, sino en dejarse conocer,
mostrar lo que somos y nuestras necesidades, en revelarle al otro al Padre y
acercarlos al evangelio, para ello la comunión es el centro de esta vitalidad”.
Llegando ya a la parte final de su ponencia, el
Secretario General para el Dicasterio de la Comunicación de la Santa Sede
afirmó que “la educación en el silencio, es aprender a estar consigo mismo, es
como una pantalla blanca y decidir con auténtica libertad nuestros
pensamientos. Proyectar nuestra propia vida y ser artífice de ella, procurando
que seamos nosotros mismos quienes dirijamos nuestra vida, con calidad”.
También acotó que “la educación para la cercanía y
no la soledad es un emprender a descubrir al otro y recordar que el otro existe. No es que todo sea yo, y
todo gira a lo que yo diga, esto es perder el tiempo. El otro tiene el mismo
derecho, y para que esta relación sea auténtica debemos darle lugar a cada quien
y saber que sin él no existe comunión. La presencia, el encuentro, el diálogo,
la cercanía, el contacto, la afectividad, la ternura, si esta fraternidad
humana no existe, debemos tomar el desafío y buscar el sentido de nuestra
vida”.
Mons. Lucio Adrián Ruiz compartió diversas
experiencias con los presentes; hacia el mediodía respondió una serie de
preguntas, y luego, en horas de la tarde, después de haber colaborado con la
entrega de los premios “Padre Ugo Anzil
Zoz” tuvo el gesto de entregar a los participantes del Congreso una estampa
con la imagen del Santo Padre Francisco, quien personalmente le había entregado
para todos aquellos que participarían en el I Congreso Arquidiocesano de Medios y Comunicadores Católicos en la
ciudad de Mérida, Venezuela.
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